martes, 7 de enero de 2014
Los provocadores provocados
No descubro nada si hablo de esa manía de provocar de la que hace gala el mundo del arte.
El camino más corto para un titular de prensa o unos segundos de telediario es romper un tabú, desafiar el orden establecido. O pretenderlo.
Ni el respeto a la verdad ni el respeto a las libertades de los demás ciudadanos, especialmente la libertad religiosa, son límites para estos creadores tan rompedores. Nada es sagrado. Todo se puede pisotear con la mofa, con el escarnio. Y, cuando el ofendido protesta, se le llama intolerante, facha, y, lo que es peor, inculto.
Porque lo de ellos, claro, es "hacer pensar". Cultura.
En la última gala de los Goya a alguien se le ha ocurrido "romper los tabúes". Lo ha hecho un poco, mínimamente. Mucho menos que cuando cocinaron el Cristo.
Esta vez ha sido ligero: un señor que se llama JimiJum (más o menos) se ha subido al escenario y le ha puesto una barretina al trofeo. Todo un acto rompedor, desafiante respecto de un programa publicitario del cine español que nos cuesta millones a los españolitos.
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